martes, 4 de junio de 2013

Las mujeres revitalizan el campo


31 de Mayo de 2013.
  • La vida rural revive en manos femeninas: mujeres que buscan nuevas oportunidades, reactivando sectores como la ganadería, la enología o la agricultura.
  • Son ganaderas, agricultoras, emprendedoras que piensan que su futuro –y también el de más gente– está en apostar por el campo.
El primer día que Noelia González tuvo que ordeñar a las ovejas que había comprado para arrancar su explotación, 32 en total, tardó cinco horas y terminó exhausta. "Esa noche apenas pude dormir. No por el cansancio, sino pensando dónde me había metido". Con sus estudios universitarios sin terminar (Ciencias Exactas), sin experiencia en ganadería y endeudada por cientos de miles de euros para arrancar su nuevo proyecto, recibió un baño de realidad al inicio del camino. Pero perseveró: hoy tiene más de 350 ovejas y despacha el ordeño de la mitad de ellas en apenas un par de horas.
Parecen hechas de una pasta distinta. Cuentan, casi siempre con una sonrisa, sus dificultades, sus esfuerzos, las dudas con las que lidian cotidianamente. Su sonrisa se agranda cuando hablan también de las razones (calidad de vida, costes, la sensación de ser dueñas de su propio destino) que les llevaron a escoger una vida a contracorriente. Todas ellas aportan a su entorno un cuidado en el detalle y una capacidad de trabajo que, más allá del tópico, pueden marcar la diferencia.
En este último punto insiste Noelia González al reflexionar sobre la situación global: "Hemos visto que el problema es que no se ha dado valor al esfuerzo. Cuando empezamos nos vendían cualquier finca que quisiéramos, porque era más fácil ganar un dineral poniendo ladrillos que llevar la vida de sacrificio que exige esto. En cambio, hoy se aran hasta los caminos, porque no hay otra cosa".
Noelia vive en La Milla de Oro, un pueblo leonés que considera poco común por la cantidad de vecinos con iniciativas que viven allí: surgen pequeñas empresas, explotaciones agropecuarias poco convencionales... Su marido, Manolo, era el panadero, pero se cansó de levantarse a medianoche los sábados y domingos. "Yo se lo decía a todo el mundo de joven, que nunca querría tierras. Pero llegó el amor y mira cómo he terminado, aunque sea con gusto...", explica Noelia.
Cultivar el campo no es mucho más fácil. Poco han ganado con el cambio, sobre todo en primavera, la época de siembra para las 25 hectáreas que mantiene Manolo: arrancan a eso de las seis y no llegan a casa hasta pasadas las once. Además, los días libres no existen cuando se trabaja por cuenta propia al cuidado de animales. "Vemos a nuestros dos hijos a la hora de comer nada más, pero por suerte ya son mayores". Solo cambian su rutina en alguna ocasión extraordinaria, por una celebración familiar; entonces condicionan la alimentación de sus animales a la posibilidad de ordeñarlos a primera hora de la mañana y última de la noche, dejando unas horas disponibles para ir a la fiesta.
La ganadería da unos ingresos más fijos que los de la agricultura
También hay otras dificultades, claro. La burocracia es tremenda, pero Noelia –que enseña gruesos cartapacios, certificaciones, vacunaciones, permisos y declaraciones fiscales– va afrontando el papeleo con sus conocimientos en gestión de empresas. Los precios, ya se sabe, no van precisamente al alza, aunque "la ganadería da unos ingresos más fijos que los de la agricultura. Este año no nos han bajado el precio de la leche, y con eso ya nos conformamos". Los productos agrícolas llevan abaratándose desde bastante antes de 2008, en un proceso que nada tiene que ver con la crisis sino más bien con un modelo de distribución y consumo que produce resultados cuando menos cuestionables
Aunque Manolo se ocupa sobre todo de las tierras, Noelia admite que no podría manejar al rebaño sin la ayuda puntual de su marido quien, de vez en cuando, tiene que echarle una mano en las tareas más duras de la ganadería. "No voy a engañar a nadie, a la larga para esto tienes que tener al lado un hombre. Si él me faltara, debería contratar a alguien. O montar una quesería con mi hija y subarrendar todo esto, porque yo no podría sola", reconoce.
Y eso que ella es casi una supermujer: no solo ganadera y madre, sino concejala en el Ayuntamiento de su pueblo, secretaria en la Junta Vecinal, miembro de la junta directiva de un grupo de acción local, de la Asociación de Mujeres Rurales Leonesas y de la Cámara Agraria de León.
Otro líquido muy distinto a la leche, el vino,   es el medio de subsistencia de las hermanas Cubillo: unas mujeres que, según los expertos, lideran la producción de calidad en la zona de Ribera de Duero. La tradición familiar se remonta a los bisabuelos, aunque no fue hasta hace un lustro cuando Nuria y Estrella se dieron cuenta de que su éxito hacía imposible mantener Bodegas Solano como un ingreso complementario para ratos perdidos, y decidieron tomárselo en serio y dedicarse por completo a ello.
"Hemos vivido en la viña desde pequeñas, para nosotras es algo del día a día que vimos hacer a nuestros padres y abuelos", cuenta Nuria. Ellas han elevados sus vinos a una categoría superior. Los tintos de Bodegas Solano se han convertido, pese a su pequeña producción, en una de las estrellas de su denominación de origen: han aumentado su prestigio al conseguir una proceso totalmente libre de huella de carbono que es único en su entorno. Además, recibieron las más altas puntuaciones en la última Guía Parker, que por lo general fue bastante inmisericorde con la región. "Quizá el crítico de Parker, por ser nuevo, buscó marcar distancias", sugiere Nuria. "O tal vez es que en esta denominación se han inflado un poco los precios últimamente y quiso dar un escarmiento".
El 60% de las poco más de 20.000 botellas que producen al año en esta bodega de La Aguilera (Burgos) se dirigen a la exportación, mientras que el resto van directamente a restaurantes, sobre todo de Madrid. "No hay venta comercial en España porque no tenemos capacidad y el mercado sigue a la baja. De todas formas, tendremos que pensar en ampliar la producción si siguen creciendo las ventas fuera. Podríamos hacerlo con algo más de infraestructura porque tenemos materia prima de sobra, estamos vendiendo uva y vamos comprando viñas viejas de la gente que se jubila de la zona".
La práctica totalidad de la gente que trabaja en Bodegas Solano son mujeres, incluyendo a la enóloga, de origen francés, y "a la que le gusta buscar la originalidad sin perder la integración del vino con la tierra que nos rodea". Nuria Cubillo asegura que el predominio femenino en la plantilla ha sido "algo que se fue dando un poco sin querer. Lo que está claro es que hoy en día ni siquiera en los pueblos puede quedarse la mujer ya solo en casa. La vida sube, hay muchos gastos, tienes que llevar a los niños a actividades extraescolares...".
"Me plantee irme a Alemania o volver al pueblo a montar esto", recuerda María Pérez Bartolomé. Las dificultades del momento la empujaron a apostar por crear su propia empresa, Salutef, "y aquí estoy". "Sin ayudas, que toda esa idea de que hay subvenciones para mujeres, y especialmente para el campo, no sé de dónde ha salido...", protesta. Doctora en Ingeniería Agrónoma que se ha dedicado durante años a la investigación aplicada, en sus trabajos conoció las posibilidades de un cereal muy común en la alimentación en Etiopía, el teff, pero que apenas ha comenzado a plantarse fuera de su lugar de origen debido a las complicaciones técnicas de su cultivo. Así que en lugar de llevarse sus ideas fuera, María decidió capitalizar su subsidio de desempleo en busca de crear riqueza en su propio entorno.
María decidió capitalizar su subsidio de desempleo para crear riqueza en su entornoPara ahorrar costes, María decidió reformar una parte de la casa de sus padres en San Martín del Valle, un pueblo de 24 habitantes en Palencia, para convertirlo en la sede y despacho de Salutef. Desde allí envía a distintos países de Europa y a todos los puntos de España distintos productos elaborados a partir de teff: copos de cereal, harinas... "Todo lo envaso yo misma, ¡de momento no hay para comprar maquinaria!". Y añade: "Ahora estamos haciendo pruebas con un artesano cervecero, así como para la creación de galletas e incluso gusanitos para niños". Su entusiasmo es, por decirlo con discreción, contagioso: parece que el teff le proporciona auténtica energía para solventar los problemas.
Las dificultades de producción del teff se contrarrestran con las ventajas de su consumo, pues se trata de un cereal con muchas propiedades: no contiene gluten, incluye mucha fibra y supone una fuente de energía de consumo lento. Se dice que uno de los secretos de la resistencia de los grandes atletas africanos en las carreras de fondo tiene que ver con la presencia del teff en sus dietas. De hecho, comenzó a conocerse en Europa porque lo trajeron los fondistas que venían a entrenarse a los centros de alto rendimiento.
"Creo que es algo que tiene su público, que va a funcionar. Me instalé en el pueblo porque considero que no necesito estar en un núcleo urbano para trabajar, gracias a las ventas por Internet y los envíos por correo. Pero lo que mejor va funcionando es el boca a boca en gimnasios y herbolarios", apunta María, que habla ilusionada de las ideas que tiene para dar trabajo a otras mujeres del pueblo cuando las ventas crezcan algo más.
Cuando Victoria Gallardón decidió hacerse cargo de un restaurante muy cerca del pueblo de María, en Saldaña (Palencia), no tuvo en cuenta las ventajas e inconvenientes de esa ubicación respecto a Mallorca. "Sí, es una idea rara, dejar Mallorca y venirte a un pueblo de 3.000 habitantes... Pero nos está saliendo bien. Cuando pones un restaurante en un sitio así, llamas la atención; todo el mundo se pasa un día a tomar la tapa, por la novedad. Si les gusta, vuelve a probar el menú. Y si los convences, ya estás en el circuito".
Los inconvenientes, claro, están relacionados con el inmovilismo, con hábitos de largo tiempo difíciles de cambiar. "Cada vez que metemos algún plato creativo nos cuesta mucho que funcione. Hemos tenido que poner en el menú del día un bacalao que es una creación original mía para que la gente lo probara y luego nos lo pidiera en la carta. También nos ha funcionado con algunos postres, que son mi área de trabajo favorita. Otros platos ni han pasado la prueba, por ser demasiado distintos a lo que la gente quiere comer cada vez que sale de fiesta: el asado de turno...".
El inmovilismo es uno de los principales problemasOtra desventaja, no solo propia del campo, es que a Victoria le toca luchar también con los prejuicios. Joven de edad y aspecto, reconoce que en su día a día se encuentra con proveedores que no quieren hablar con ella, por ejemplo, de vinos. "Y en cuanto a la idea de las ayudas, nada de nada: cuando pedimos el crédito para el aval con el que nos quedaríamos con el restaurante, 24.000 euros, en realidad nos lo dieron porque había una chica en la sucursal del banco que creyó en nuestro proyecto".
Como María, de Salutef, también Victoria pensó en marcharse a Alemania, amparada por su manejo de idiomas y la experiencia acumulada en una década larga trabajando en todos los puestos posibles en relación con la hostelería, tanto en Baleares como durante un tiempo en Canarias. Sin embargo, acompañar a su novio a visitar la zona de Saldaña, en Palencia, la convenció primero de trabajar un tiempo en distintos negocios y finalmente de hacerse cargo ambos del Hostal Restaurante El Marqués, un negocio que existía tiempo atrás pero que ellos han relanzado.
"En Mallorca trabajaba de abril a octubre solamente. El resto del tiempo no había nada. Llevaba ya así diez años, no me parecía que hubiera futuro en una vida con esa estructura, y además tenía la sensación de que como mujer y joven no iba a conseguir romper ese techo. Aquí todo está en mi mano, el trabajo es continuo a lo largo del año...", comenta Victoria.
El negocio va suficientemente bien gracias a  que el turismo rural no ha caído tanto como el de los grandes destinos y a que su comarca tiene algunas empresas de transportes frigoríficos que son visitadas por clientes extranjeros. El suyo no es solo el mejor alojamiento de la zona, sino también el único en el que la responsable habla idiomas, otra ventaja. Ahora se lanzan a su siguiente reto: la organización de bodas en una carpa de 375 metros cuadrados situada en un viejo molino, junto al río Carrión. Ya han celebrado las primeras, que Victoria espera que sirvan para romper, otra vez, el conservadurismo del entorno a la hora de dar oportunidades a la novedad.
Porque como dice su casi vecina Gloria Fernández, "cuesta arrancar": "Tenemos muchos posibles clientes que piensan que porque les llevemos la comida, les podemos quitar la pensión o cualquier cosa por el estilo". Se refiere a la gente mayor de esa misma comarca, la de Vega-Valdavia en Palencia. Gloria abrió con dos socias el año pasado un negocio hostelero de naturaleza muy distinta. Se llama Lovepamur y se dedica a repartir comida a domicilio, por lo general a personas mayores que viven solas, en un radio de unos 25 kilómetros.
Por el momento reparten una media de veinticinco menús al día, a un precio de 159 euros al mes si se trata solo del almuerzo y 273 añadiendo la cena, aunque también puede pedirse el servicio para ocasiones sueltas.
Lovepamur, que en este caso sí que cuenta con apoyo institucional (el de Fademur, la federación de mujeres rurales, con 55.000 afiliadas), es un proyecto apoyado en los datos: en el medio rural español hay 750.000 personas con la condición de grandes dependientes para las que proyectos como el suyo suponen una solución. De hecho, Fademur ha impulsado iniciativas similares en Olivenza (Badajoz), San Carlos de la Rápita (Tarragona), Tíjola (Almería) y Carballeda de Avia (Orense).

"Hay mucha gente que nos está esperando"

Su labor no consiste solo en cocinar para otros. Obviamente, hablamos de una tarea que tiene tanto o más de psicología que de cocina: "Hay mucha gente que nos está esperando cuando llegamos, porque a lo mejor es casi la única vez en todo el día que hablan con alguien. Muchos son muy, muy cariñosos. Recuerdo un hombre que lloró el día que nos dijo que no podía seguir con nosotras porque le habían puesto una dieta muy específica que no podíamos prepararle; nosotras llegamos a hacer menús con o sin sal y mantenemos una dieta equilibrada a lo largo de los días, pero no podemos hacer platos especiales". También reconoce que hay un cliente al que le ponen todo lo que les queda cuando cocinan: "No voy a decir quién, lo llamamos el comilón... y por más que le echamos, dice que las raciones son pequeñas. ¡Cuando otros solo están apuntados a la comida y con eso les queda para la cena!".
Por ahora, Gloria y sus compañeras compaginan este servicio con otros de cuidado de mayores, a la espera de que Lovepamur vaya creciendo y que escampe un poco. "También está todo mal aquí, sí. Pero nosotras lo único que tenemos a mano para solucionarlo es trabajar. Así que cada día nos decimos: ¡Adelante!".

La unión hace la fuerza

Pese a emplear sobre todo a mujeres en su bodega, Nuria Cubillo no cree que haya realmente "una forma femenina de hacer, y menos en el campo, donde muchas tareas exigen trabajo físico»: "Puede que seamos más cuidadosas, pero poco más...".
Lo que sí existe es una problemática común: la desconfianza del entorno y las pequeñas dificultades adicionales que aparecen en numerosos detalles. Por ello, buena parte de las mujeres del medio rural están agrupadas en la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales Fademur, que aglutina casi 200 asociaciones con 55.000 socias. Entre sus actividades destaca la formación y el impulso al emprendimiento económico. Por ejemplo, con la constitución de cooperativas que trabajan dando servicios de proximidad en los pueblos o la comercialización de productos artesanos a través de Internet con su web www.webartemur.org.
Fuente.: www.20minutos.es



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